Las placas de circuito impreso (PCB) son caminos electrónicos sobre una superficie aislada que ayudan a alimentar artefactos como smartphones, dispositivos biomédicos y otros aparatos electrónicos. Para investigar y desarrollar nueva tecnología electrónica, es vital para los ingenieros, inventores y estudiantes que trabajan en esta área poder hacer prototipos de PCB´s de forma rápida y barata. Pero este proceso tiende a ser lento y costoso. Muy a menudo los diseños de los circuitos deben enviarse a una fábrica de impresión, y este proceso se ha de repetir constantemente tan pronto como se requiera incluso el más mínimo cambio o modificación. El ganador del concurso James Dyson Award 2015, Voltera V-One, soluciona este problema mediante el uso de los mismos principios de prototipado rápido basado en la impresión 3D para convertir archivos de diseño en prototipos en pocos minutos.
Cuatro estudiantes de ingeniería de la Universidad de Waterloo, Canadá, han diseñado una impresora de PCB del tamaño de un ordenador portátil, muy similar a las impresoras 3D compactas. El proyecto, llamado Voltera V-One, utiliza tintas conductoras y aislantes para crear un circuito funcional en dos capas. Es también un dispensador de pasta de soldadura, permitiendo que los componentes se puedan añadir a la placa y soldarse con un calentador de 550w.
La fabricación aditiva ha transformado la forma de hacer las cosas. Voltera V-One se compromete a hacer lo mismo para la electrónica. Como ganadores internacionales del James Dyson Award, se otorgará al equipo un premio de 30.000 libras para poder desarrollar su idea.
Según palabras de Jesús Zozaya, uno de los miembros del equipo:
“estamos en un punto muy importante para nuestro proyecto. Sus piezas están siendo fabricadas en China y estamos haciendo más pruebas en nuestras oficinas y en nuestra línea de ensamblaje en Canadá. Las 30.000 libras del premio nos ayudarán a mejorar la producción”.
Según el propio James Dyson:
“El equipo de Voltera V-One está formado por 4 brillantes jóvenes. Su solución hace que el prototipado electrónico sea más fácil y accesible, sobre todo para los estudiantes y pequeños negocios. Pero también tiene el potencial de inspirar a más incipientes ingenieros, algo que realmente me fascina.”
Además del ganador internacional, la James Dyson Foundation selecciona también dos finalistas internacionales. El primero de ellos es el proyecto Green Fairy, del estudiante Wei-Lun Huang de la Universidad de Chung Hua. Se trata de un sistema biodegradable que contiene microorganismos que consumen los nutrientes del agua contaminada que generan floraciones de algas nocivas. El segundo es para Cathal Redmond, de la Universidad de Limerick, que diseñó el proyecto Express Dive, que solventa las complejidades del equipo de buceo reduciendo el número y tamaño de las piezas necesarias para respirar bajo el agua, reduciendo considerablemente el peso, tamaño y coste del aparato respiratorio. Como finalistas internacionales del James Dyson Award, ambos estudiantes recibirán un premio de 5.000 libras cada uno.
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